Es importante que los instructores consideren estas múltiples formas de inteligencia al diseñar programas de capacitación. Al incluir actividades que aborden diferentes estilos cognitivos, se crea una experiencia de aprendizaje más holística que promueve el desarrollo integral de los trabajadores, potenciando sus habilidades y capacidades en el entorno laboral. Instrucciones como debates, trabajo en equipo, resolución de problemas o experiencias prácticas pueden ajustarse para abordar estas inteligencias, permitiendo a todos los participantes involucrarse activamente en el proceso.
Asegurarse de que los facilitadores adapten sus métodos a esta diversidad cognitiva no solo optimiza el aprendizaje, sino que también promueve un ambiente donde cada trabajador se siente valorado por sus fortalezas individuales.