Desde el proceso de reclutamiento, pasando por la inducción de bienvenida, el desarrollo profesional, hasta la desvinculación. Desde hace varios años, las empresas han adoptado el término “cliente interno” para referirse a los trabajadores, reconociendo que, al igual que los clientes externos, ellos también requieren una atención personalizada y servicios de calidad. En este contexto, las organizaciones se han enfocado en mejorar cada interacción que los trabajadores tienen con la empresa, desde un proceso de incorporación amigable y efectivo hasta la creación de oportunidades claras de crecimiento y desarrollo.
El informe de Deloitte (Deloitte Insights (2021). 2021 Global Human Capital Trends) resalta que el bienestar emocional y la personalización de la experiencia son aspectos clave para maximizar la satisfacción del trabajador. Empresas líderes como Google y Salesforce han sido pioneras en crear entornos laborales que fomentan la colaboración, la innovación y el bienestar general. Este tipo de culturas organizacionales no solo incrementan la retención de talento, sino que también contribuyen significativamente a la productividad y la moral del equipo, reduciendo el ausentismo y mejorando el clima laboral.
Además, una experiencia del trabajador positiva impacta directamente en la marca empleadora. Los trabajadores satisfechos se convierten en embajadores de la marca, lo que mejora la reputación de la empresa en el mercado laboral. Este tipo de reputación facilita la atracción de talento de alto calibre, lo cual es crucial para la competitividad de la empresa. Por tanto, invertir en mejorar la experiencia del trabajador no solo enriquece el entorno interno, sino que también fortalece la competitividad global y la capacidad de retener talento de manera sostenible.
Experiencia del Trabajador: Este enfoque se centra en tratar a los trabajadores como se haría con los clientes externos, brindándoles un servicio personalizado en cada interacción con la organización. Incluye procesos como el reclutamiento, la incorporación, el desarrollo, y la desvinculación, asegurando que todas las fases sean satisfactorias y contribuyan al bienestar y motivación del trabajador.